“Me llamarán, nos llamarán a todos.
Tú, y tú, y yo nos turnaremos,
en tornos de cristal ante la muerte.
Y te expondrán, nos expondremos todos
a ser trizados… ¡zas! por una bala.”
Blas
de Otero (Me llamarán)
“Siento esta noche heridas de muerte las palabras”
Rafael
Alberti (Nocturno)
Y llegó el
silencio…
el de la derrota… el de los cementerios… el silencio forzado por una represión
omnipresente que alcanzaba a cada rincón de nuestro país… que empapó de miedo
hasta lo más profundo del alma de los supervivientes.
Los
que tenían hijos se mordían la lengua ante ellos para que a éstos no se les
escapara alguna palabra, alguna frase, que permitiera a los represores
encarcelar a alguien que todavía no lo estuviera. Aprendieron a vivir ocultando
quienes habían sido, y teniendo que escuchar a sus propios hijos repetir en
casa las consignas políticas de sus enemigos… Había que seguir viviendo…
Presos del Penal de Ocaña en la Postguerra. Fuente: Repositorio UNED
Fueron
años terribles, indescriptibles:
Cuando tanto se sufre sin sueño y por la sangre
se escucha que transita solamente la rabia,
que en los tuétanos tiembla despabilado el odio
y en las médulas arde continua la venganza,
las palabras entonces no sirven: son palabras.
Balas. Balas.
Manifiestos, artículos, comentarios, discursos,
humaredas perdidas, neblinas estampadas.
¡qué dolor de papeles que ha de barrer el viento,
qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua!
Balas. Balas.
Ahora sufro lo pobre, lo mezquino, lo triste,
lo desgraciado y muerto que tiene una garganta
cuando desde el abismo de su idioma quisiera
gritar lo que no puede por imposible, y calla.
Balas. Balas.
Siento esta noche heridas de muerte las palabras.
Rafael Alberti (Nocturno)
Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
…
Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.
Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto,
que es un asunto desgraciado.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.
Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.
Pero yo cuando te hablo a ti,
cuando te escribo estas palabras,
pienso también en otros hombres.
Tu destino está en los demás,
tu futuro es tu propia vida,
tu dignidad es la de todos.
Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.
La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares,
tendrás amor, tendrás amigos.
Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.
Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.
Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
José Agustín
Goytisolo (Palabras para Julia)
…ellos, los vencedores
Caínes sempiternos,
de todo me arrancaron.
Me dejan el destierro.
Una mano divina
tu tierra alzó en mi cuerpo
y allí la voz dispuso
que hablase tu silencio.
Contigo solo estaba,
en ti sola creyendo;
pensar tu nombre ahora
envenena mis sueños.
Amargos son los días
de la vida, viviendo
sólo una larga espera
a fuerza de recuerdos.
Un día, tú ya libre
de la mentira de ellos,
me buscarás. Entonces
¿qué ha de decir un muerto?
Luis Cernuda (Un español habla de su tierra)
Los campos de concentración
“Los
campos de concentración fueron sólo una parte de ese gran campo de
concentración llamado España”
Carlos Hernández de Miguel[1]
“La
nación entera, a medida que fue siendo conquistado su territorio por las tropas
rebeldes, se fue convirtiendo en un gigantesco recinto concentracionario. Un
recinto en el que, inicialmente, todos sus internos eran culpables. Quienes
habían tenido vinculaciones de cualquier tipo con la legalidad republicana, así
como los prisioneros de guerra que llegaban a millares desde el frente de
batalla, fueron repartidos en penales, prisiones habilitadas, cárceles,
calabozos, centros provisionales de reclusión y unos lugares que fueron
llamados oficialmente «campos de concentración». En paralelo, las autoridades
franquistas crearon un sofisticado sistema para explotar laboralmente a sus
cautivos en todo tipo de trabajos forzados de los que se beneficiarían
económicamente el propio régimen y numerosas empresas privadas.”[2]
Estas
citas nos pueden ayudar a situarnos en lo que llegó a ser la España “nacional”
tanto en la Guerra Civil como en la primera postguerra. Carlos Hernández de Miguel, en su libro Los campos de concentración de Franco enumera, uno por uno, 296
campos de concentración… ¡oficiales!…
repartidos por toda España, por los que calcula que pasaron entre 700.000 y un
millón de personas… en un país de 25 millones de habitantes, y en los que
murieron decenas de miles de españoles.
Pero
esto sólo era la punta del iceberg. A los campos hay que sumarles los 34 “hospitales” de prisioneros, los 17
campos de concentración para extranjeros,
los centenares de “batallones de
trabajadores”, las cárceles y los que tuvieron que hacer la “mili de Franco”, un segundo servicio
militar por el que tuvieron que pasar los soldados republicanos después de
haberse rendido y sufrido las condenas que el Régimen tuvo a bien imponerles.
Ese segundo servicio militar lo hicieron en batallones
de castigo, indistinguibles en la práctica de los “batallones de
trabajadores”.
Plano general del Campo de concentración de Miranda de Ebro. Fuente: Wikipedia
En
realidad, las diferencias entre cárceles, campos de concentración, batallones
de trabajadores, o servicio militar en batallones de castigo eran más teóricas
que reales. ¡Todos eran esclavos!, ¡esclavos
del estado!
“El
volumen de prisioneros ha obligado a crear campos de concentración en todos los
pueblos de la España Nacional.”
Coronel MARTÍN PINILLOS, jefe de la Inspección de
Campos de Concentración. [3]
…
“Crearemos
campos de concentración para vagos y maleantes políticos; para masones y
judíos; para los enemigos de la Patria, el Pan y la Justicia. En territorio
nacional no puede quedar ni un judío, ni un masón, ni un rojo.”
Portada del diario Águilas, editado por la Falange.
27 de mayo de 1937. [4]
…
“De
la noche a la mañana numerosos recintos pasaron a depender de la Dirección
General de Prisiones o de otras instituciones. En algunos de ellos se evacuó a
quienes no habían sido juzgados y sólo permanecieron los internos que cumplían
condena. En otros establecimientos, por el contrario, sólo se procedió al
cambio de denominación oficial. En el campo de concentración habilitado en el
manicomio de Alcalá de Henares, por ejemplo, se mantuvo todo exactamente igual
cuando pasó a ser considerado oficialmente como prisión: jefe/director,
guardianes y prisioneros. Lo mismo ocurrió en los campos cuyos internos realizaban
trabajos forzados. Las obras tenían que continuar por lo que el régimen se
limitó a variar el estatus de los recintos. En Baleares los prisioneros que
construían carreteras por toda la isla dejaron oficialmente de estar ingresados
en un campo de concentración y pasaron a pertenecer a «unidades de trabajadores».
El caso quizá más revelador es el del aeropuerto de Lavacolla, en Santiago de
Compostela. Allí existía, al menos desde marzo de 1939, un campo del que, cada
día, salían los prisioneros de guerra para realizar los trabajos de mejora y
ampliación del aeródromo. El 15 de noviembre de ese año los internos se
acostaron como prisioneros de ese campo y se levantaron el día 16 como miembros
del Batallón de Trabajadores número 90. Los cautivos de Lavacolla no notaron el
cambio: siguieron durante tres años en las mismas naves destartaladas, con los
mismos guardianes, realizando el mismo trabajo y sufriendo idénticos malos
tratos.[5]
¡Un país
esclavo!
Eso era la España de la postguerra. Esa fue la obra del fascismo en nuestro
país, que es absolutamente congruente con lo que en ese mismo momento histórico
estaba haciendo en el resto de Europa.
Un millón de historias
Estas
son algunas historias de otros tantos prisioneros de toda esta maraña represiva
que azotó a nuestro país durante el primer franquismo:
“Joan
Guari era un soldado republicano más. Tras ser capturado a finales de enero de
1939, tras la caída de Cataluña, este fue su periplo como cautivo de Franco:[6]
·
Depósito de
prisioneros de Calaf (Barcelona). 22 de enero de 1939.
·
Campo de
concentración de Cervera. 23 de enero de 1939.
·
Campo de
concentración de Miranda de Ebro. 26 de julio de 1939.
·
Batallón de Trabajadores
nº 134 destinado a la reconstrucción de un puente en Panes (Asturias). 2 de
agosto de 1939.
·
Batallón de Trabajadores
nº 134 destinado a la reconstrucción de un puente en Ribadesella (Asturias). Octubre
de 1939.
·
Batallón de Trabajadores
en Arizcun (Navarra) destinado a la construcción de fortificaciones. 11 de
diciembre de 1939.
·
Liberación.
Junio de 1940.
·
Reclamado para
hacer la «mili de Franco».
·
Campo de
concentración de Reus (Tarragona). 7 de diciembre de 1940.
·
Campo de
concentración Miguel de Unamuno (Madrid). 12 de diciembre de 1940.
·
Batallón Disciplinarios
de Soldados Trabajadores nº 32. Estuvo desplegado en varias localidades del
norte de África (Benzú, Tetuán, Collado de Afernun…) construyendo carreteras y
fortificaciones. Enero de 1941
·
Liberado el 16
de agosto de 1943.
Andrés
Iniesta López. No era combatiente. Fue detenido por ser hijo de republicano,
aunque acabaron instruyéndole una causa y condenándole a una larga pena de
prisión.[7]
·
5 de abril de
1939. A los 17 años es detenido en su pueblo, Uclés, y encerrado en el
monasterio de la localidad que había sido habilitado como campo de
concentración.
·
6 de abril de
1939. Campo de concentración de Tarancón.
·
8 de enero de 1940.
Trasladado al monasterio de Uclés que ya había sido convertido en prisión.
·
14 de diciembre
de 1940. Consejo de guerra. Condenado a 30 años que empieza cumplir en Uclés.
·
27 de enero de
1943. Trasladado al penal de Ocaña.
·
15 de diciembre
de 1943. Su Padre, Pío, es fusilado en el mismo penal de Ocaña.
·
13 de marzo de
1944. Enviado al destacamento penal que construye la carretera del Valle de los
Caídos.
·
25 de julio de
1944. Puesto en libertad.
·
Agosto de 1944.
Reclamado para hacer la «mili de Franco».
·
16 de agosto de
1944 destinado al 97 BDST(p) que trabaja en el Protectorado de Marruecos
construyendo diversas infraestructuras.
·
20 de marzo de
1947. Licenciado.
·
1947-1958.
Libertad Vigilada. Durante el primer mes tiene que presentarse a diario ante la
policía de su pueblo. Pasado ese tiempo, debe hacerlo el día 14 de cada mes. En
ocasiones, cuando alguna autoridad visita la zona, es arrestado preventivamente
durante unos días.
·
11 de junio de
1958. Obtiene la libertad definitiva diecinueve años después de su detención.”[8]
Observen
que Andrés Iniesta fue detenido siendo
menor de edad y después de terminada la Guerra, en la que no había combatido.
Su delito: ser hijo de republicano (que había sido fusilado), en una zona que
se mantuvo leal a la República hasta la primavera de 1939.
“En
la Escollera, el historiador Enrique Barrera habló con supervivientes que le
mostraron la perplejidad que experimentaron cuando los militares detenían a
personas a las que, poco antes, habían mencionado en la intimidad del confesionario.
Este
tipo de comportamientos molestaron de una forma particular a los prisioneros
que era profundamente creyentes.”
…
“El
Batallón de Trabajadores nº 75, creado ad hoc para integrar a los brigadistas internacionales que se encontraban en
el recién clausurado campo de San Pedro de Cardeña. Su destino fueron las
ruinas de Belchite, en cuya reconstrucción trabajaron durante cerca de dos
años. En el mes de julio toda la prensa del Movimiento informaba de la visita que
un grupo de peregrinos había hecho a esa localidad: «Visitando el campo de
concentración de prisioneros y los nuevos terrenos donde se construirá la
ciudad de Belchite»[9].
Alojados en precarios barracones y realizando jornadas de trabajo de más de
diez horas, muy pronto se vieron acompañados por prisioneros españoles. Junto a
los cerca de 500 internacionales, trabajaban en febrero de 1940 otros 300
republicanos. Ese mes se envió un nuevo contingente de cerca de 1.000 hombres,
por lo que Belchite se convirtió en un gran «campo de penados» que perduraría
hasta 1942. Los internacionales serían trasladados a Palencia en junio de 1941
para trabajar en la construcción de un polvorín subterráneo. Integrados en el
batallón nº 27, sufrieron una epidemia de tifus exantemático que acabó con la
vida de diecinueve prisioneros[10]. A
finales de año y comienzos del siguiente serían enviados a Miranda de Ebro,
donde les esperaban miles de europeos que habían huido de la Europa ocupada por
los nazis.
…
Más
relevante siguió siendo el papel jugado por el campo abierto en el verano de
1937 en la playa de Arnao, en la parroquia de Figueras del actual término
municipal de Castropol. Hasta la finalización de la guerra había acogido a prisioneros
que iban cayendo en las sucesivas ofensivas desencadenadas por las tropas
franquistas. Sin embargo, en octubre de 1939 ya aparecía en los documentos
oficiales con una denominación que lo distinguía de los demás: «Campo de
concentración de presos gubernativos». El 17 de noviembre, Pinillos firmó un
escrito en el que informaba de que el recinto había sido clausurado «por esta Inspección
y habilitado por las Autoridades Militares para prisión de individuos detenidos
por la Columna de Operaciones de Asturias». Lo cierto es que el lugar llevaba
ya meses siendo una pieza clave en la lucha contra el maquis; la guerrilla
antifranquista que seguía combatiendo en los montes leoneses, gallegos y
asturianos.
La
mayoría de los prisioneros del campo de Arnao no eran combatientes, sino
esposas, madres, hermanos e hijas de los guerrilleros. Entre los cautivos había
incluso niños. El 16 de octubre de 1939, la segunda sección del Estado Mayor de
la Columna de Operaciones de Asturias elaboró un listado titulado: «Deportados
al campo de concentración de Figueras, hasta hoy, día de la fecha». En el
documento había 241 nombres de los que la mayoría, 135, eran mujeres. Las
acusaciones que constaban como motivo de su ingreso eran variadas: «encubridora
de huidos», «suministraba a los huidos», «enlace y cómplice de los huidos»…
También se imputaban otros «delitos» de diferente naturaleza: «Desafecta y
propagandista», «manifestaciones antipatrióticas», «por su actuación durante el
Movimiento» o «propagandista contra el régimen». Sin embargo, casi la mitad de
los prisioneros del campo lo eran por un motivo mucho más simple: «Familiar de
los huidos». […] José Manuel Castiello sólo tenía once años cuando ingresó
junto a su hermana Pilar. Allí pasaron algo más de doce meses por ser hermanos
de dos conocidos guerrilleros.”[11]
¡No
pasarán!
El pueblo
español, cometió el horrible crimen de resistir el avance del fascismo
internacional durante tres años con las armas en la mano y de transmitir
al mundo aquella famosa consigna que sacudió las conciencias: ¡No pasarán!, que alentaba al resto de
pueblos hermanos a resistir…
Pero pasaron… Con la ayuda de
la Legión Cóndor alemana y sus
terribles bombardeos sobre las poblaciones civiles, con la del Corpo di Truppe Volontarie italiano, que
conocieron bastante bien las poblaciones de Mallorca, de Alicante, del País Vasco
o de Cantabria; de los “viriatos”
portugueses y de la Legión irlandesa de San Patricio. Los alemanes y los
italianos eran soldados regulares, enviados por sus respectivos gobiernos a la
vista de todos, como pudieron comprobar sobre el terreno los periodistas de
todo el mundo.
¿Y qué hicieron
los defensores oficiales del “mundo libre”? ¡Nada! no movieron un solo dedo para defender la Democracia
en España… ni antes, ni durante, ni
después de la Segunda Guerra Mundial.
De nada sirvieron los tratados, los acuerdos internacionales, las altisonantes
declaraciones de “no intervención”… Dejaron
avanzar al fascismo… sin coste político alguno… durante tres años. Y no
sólo se negaron a ayudar sino que, además, decretaron un bloqueo de armas a la
República Española. Ni siquiera pagando se les permitió armarse.
Las consecuencias históricas… ¡mundiales! de la derrota militar de la
República Española
Alimentaron
a la bestia con su pasividad… ¡Y lo
pagaron caro! Lo pagaron los pueblos de toda Europa en términos de
destrucción y de muerte. Lo pagaron con su propia sangre, con la pérdida de sus
libertades duramente conseguidas a fuerza de lucha; lo pagaron los soldados
norteamericanos que cayeron en Europa y en el Pacífico, las poblaciones de
Hiroshima y de Nagasaki…
El Reino Unido y
Francia reconocieron al gobierno de Franco, simultáneamente, el 27 de febrero
de 1939, mientras los demócratas españoles seguían defendiendo Madrid fusil en
mano,
dirigidos sobre el terreno por el mismísimo Juan
Negrín, el presidente de Gobierno electo. El efecto moral sobre los
defensores fue demoledor. Azaña dimitió, como Presidente de la República, al
día siguiente, y 6 días después tuvo lugar el golpe de estado del coronel Casado.
El mensaje era muy claro: los “demócratas”
europeos se habían plegado ante el fascismo… ¡seis meses antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial! ¿Habría
estallado ésta si los “demócratas” se hubieran negado a aceptar la política de
hechos consumados que los fascistas habían ido imponiendo desde 1936? Todo el
mundo sabía que durante la Guerra Civil los “nacionales” habían mantenido una
embajada oficiosa en Londres, dirigida por Jacobo
Fitz-James Stuart y Falcó, Duque de Alba,
y que había otra británica equivalente, en la ciudad de Salamanca, dirigida por
Robert Hodgson
…“lo
que, sin implicar un reconocimiento diplomático, permitió institucionalizar las
relaciones”[12]
El Duque de Alba
fue reconocido como embajador oficial de España en el Reino Unido el 8 de marzo
de 1939.
El
gobierno francés, una vez reconocido el gobierno de Franco, nombró inmediatamente
embajador en España… al mismísimo Mariscal
Pétain, el héroe de Verdún, el futuro presidente de la Francia de Vichy.
¿Y
qué hicieron los norteamericanos? pues esperaron a reconocer a Franco hasta el 1 de Abril de 1939… Sí. Ha leído bien. Lo hicieron
coincidir con el Día de la Victoria
de Franco. ¿Recuerda el famoso mensaje radiofónico?
"En
el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas
nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado"
Todo
un símbolo ¿Verdad? ¿Cómo debemos interpretar todas estas decisiones sino como
un respaldo implícito al fascismo?
Sólo
la Unión Soviética y, en mucha menor
medida México, vendieron armas a la
República durante esos tres años, mientras que Hitler y Mussolini respaldaban
con hombres y con armamento a sus protegidos.
Stalin extrajo de
estos hechos sus propias conclusiones y firmó poco después el Pacto germano-soviético. Imagino que
pensaría “Si temen más a una revolución
hipotética que al fascismo realmente existente, dejemos que se enfrenten con él”
¿no?
Y,
tras sacrificar la democracia en España y en Checoslovaquia, tras haber
permitido a los alemanes anexionarse Austria, los “demócratas” del mundo,
decidieron que el enésimo reparto de Polonia entre germanos y soviéticos no se
podía permitir, que eso sí
ponía en peligro las democracias
occidentales. ¿Qué había cambiado? Pues que los soviéticos habían decidido
cambiar de táctica y quitarse de la línea del frente. Entonces los “demócratas”
descubrieron que se habían quedado solos
ante la bestia que habían estado alimentando durante tres largos años… muy
largos, desde luego, para los que habían sido abandonados a su suerte en la
línea del frente, para los que habían visto cómo experimentaban sobre sus
cabezas bombardeando sus ciudades más importantes, para los que habían visto a alemanes,
italianos y soviéticos probar en su propia casa sus prototipos de tanques, de
aviones, de cañones… estudiar la efectividad de las nuevas tácticas de combate…
y de propaganda política, que luego
pondrían en práctica en el resto de Europa a partir de 1939.
Pero
también hubo grandes ejemplos de dignidad y de compromiso con la causa de la
Democracia. Los que derrocharon los miles de combatientes de las Brigadas Internacionales, que intentaron
suplir a fuerza de voluntarismo lo que sus gobiernos no estaban haciendo.
Muchos lo pagaron con su vida. Otros acabaron en los campos de concentración de
la España de Franco, de la Francia de Vichy o de la Alemania nazi. Los
norteamericanos que sobrevivieron y volvieron a su país se tuvieron después que
enfrentar a la “caza de brujas” de McCarthy… Ese fue el precio que tuvieron que
pagar los defensores de la libertad.
Pero
el asunto no quedó ahí. El gobierno de Franco, pese a su evidente filiación
fascista y al envío de la División Azul
a combatir junto a los alemanes en el frente soviético, mantuvo durante toda la
Segunda Guerra Mundial su estatuto de
neutralidad y contó con embajadas de los países aliados en su suelo durante
todo el tiempo que duró. Y una vez acabada ésta se fue reincorporando poco a
poco, pese a ser declaradamente un país totalitario, a las instituciones
internacionales del “mundo libre”. En 1953 tuvo lugar la firma del acuerdo
hispano-norteamericano, en 1955 sería admitida en la ONU, en 1958 en el FMI y
en el Banco Mundial, y en 1959 será visitado por el presidente norteamericano Eisenhower,
que sacó al Régimen de Franco de la lista de parias internacionales. No fue
necesario que organizara elecciones ni que legalizara partidos políticos.
Defender la “Democracia”… sacrificando a
los demócratas
Los
decenas de miles de republicanos españoles que combatieron en las fuerzas
aliadas y en las de la Resistencia Francesa durante la Segunda Guerra Mundial
estaban convencidos de que una vez derrotado el fascismo en los campos de
batalla del resto del continente irían a por el residuo fascista español, que
había estado haciendo cambios estéticos conforme ésta avanzaba para intentar
pasar desapercibido en la nueva Europa de la postguerra. Pero no fue así. En la
Conferencia de Postdam (19 de julio de 1945) Churchill defendió lo siguiente:
“Yo
estoy en contra de usar la fuerza. En contra de interferir en los países que
tienen diferentes regímenes que el nuestro, a menos que seamos molestados por
ellos. Por lo que toca a los países que han sido liberados en el curso de la
guerra, no podemos permitir que se establezca en ellos un régimen fascista,
pero aquí tenemos un país [España] que no tomó parte en la guerra. Por eso es
por lo que soy contrario a interferir en sus asuntos internos. El gobierno de
Su Majestad [el gobierno británico] necesitará debatir muy detenidamente esta
cuestión antes de decidir romper relaciones con España. […] Nosotros tenemos antiguas relaciones
comerciales con España. Si nuestra intervención no diera los frutos deseados,
yo no querría que este comercio se detuviera.”[13]
Dijo
que España “no tomó parte en la guerra”.
Obviamente estaba ignorando, de forma interesada, la presencia de 45.000 militares
españoles combatiendo en el frente soviético mientras que éste duró (la División Azul, conocida por los alemanes
como la “250 Infanterie-Division”), dirigida
nada menos que por Agustín Muñoz Grandes,
que fue condecorado por el propio Adolfo Hitler y que, antes de la Segunda
Guerra Mundial, había sido Ministro-Secretario
General de FET y de las JONS (1939-1940), es decir, el Secretario General
del partido fascista español, y después de ésta será nombrado, sucesivamente, Capitán General de la Región Militar de
Madrid (1945), Ministro del Ejército
(1951), Jefe del Alto Estado Mayor
(1958) y Vicepresidente del Gobierno
(1962). Muñoz Grandes era el Ministro del Ejército cuando se firmaron los Pactos de Madrid con los Estados Unidos
en 1953, que permitieron a los norteamericanos establecer en España cuatro
bases militares.
Agustín Muñoz Grandes con el uniforme del ejército alemán. Fuente: Wikipedia.
En
la nueva etapa política que se abrió en 1945 el anticomunismo del Régimen pesó
mucho más que el mantenimiento de las estructuras políticas totalitarias
propias de los fascismos europeos del periodo de entreguerras. Las fuerzas de
la resistencia armada española, los maquis, muchos de los cuales habían
combatido por la liberación de África del Norte y de Francia, como ya vimos,
fueron abandonados… de nuevo y
sacrificados, otra vez, por los “demócratas”
victoriosos de la postguerra. Una dolorosa lección que los demócratas
españoles, espero, tarden en olvidar.
El “Nuevo Estado totalitario”
“Mientras
se realicen los trabajos encaminados a la organización definitiva del Nuevo Estado totalitario, se irá dando
realidad a los anhelos nacionales de que participen en los organismos y
servicios del Estado los componentes de Falange Española Tradicionalista y de
las JONS para que les impriman ritmo nuevo.”
Boletín
Oficial del Estado del 20 de abril de 1937. Decreto nº 255. Página 1.033.
El
Régimen de Franco, cómo podemos leer, no ocultó su carácter fascista ni
siquiera en los documentos oficiales. Ya desde el principio comenzará a hacer
una sistemática labor represiva contra la población que subvirtió, por completo,
los más elementales principios jurídicos:
“Los
sublevados se apoyaron primero en el Bando de Guerra y después en la llamada «justicia
al revés», una serie de leyes que convirtieron en «rebeldes» a quienes habían
respetado la legalidad constitucional vigente y en «gentes de orden» a quienes
la habían desobedecido. Esta legislación permitió ejecutar, encarcelar, someter
a trabajos forzados, desposeer de sus bienes y despedir de sus trabajos a cualquier
persona acusada de no haberse sumado a la sublevación.
Una
vez realizada esta pirueta que convirtió a los sublevados en jueces y a los
cumplidores de la ley en delincuentes, ya todo era posible, los generales
golpistas negaron a los miembros del Ejército enemigo la consideración de
verdaderos combatientes […] Los
republicanos no tenían soldados, sino «forajidos»; no contaban con unas fuerzas
armadas, sino con una «horda de delincuentes». Esta estrategia conllevó, por
tanto, el incumplimiento sistemático del Convenio de Ginebra.”[14]
Es
de resaltar que el
término «justicia al revés» fue
acuñado por Ramón Serrano Suñer,
cuñado de Franco, que fue ministro de la Gobernación y de Asuntos Exteriores. Los
dirigentes franquistas eran fanáticos, pero sabían perfectamente lo que estaban
haciendo.
“El
régimen, de hecho, también siguió completando el tramposo entramado legislativo
con el que le había dado la vuelta a la realidad. La «justicia al revés» se vio
reforzada el 23 de septiembre de 1939 con una ley de autoamnistía. En ella se
perdonaban todos los delitos, incluidos los asesinatos, cometidos durante el
periodo republicano «por personas respecto de las que conste de modo cierto su
ideología coincidente con el Movimiento Nacional y siempre de aquellos hechos
que por su motivación político-social pudieran estimarse como protesta contra
el sentido antipatriótico de las Organizaciones y Gobierno que con su conducta
justificaron el Alzamiento». Haber violado la legislación vigente entre 1931 y
1936 quedaba no sólo justificado y amnistiado, sino que los criminales del ayer
pasaban a ser «acreedores a la gratitud de sus conciudadanos» porque «lejos de
todo propósito delictivo, obedecieron a impulso del más fervoroso patriotismo y
en defensa de los ideales que provocaron el glorioso Alzamiento contra el
Frente Popular»[15].
La
represión se volvió omnipresente. El número de fusilados por el Régimen es
imposible de determinar, dado que buena parte de los mismos nunca fueron
registrados. Hay miles de testimonios en este sentido:
“Yo
debía de tener cerca de 30 años, si no más, cuando me enteré de que mi abuelo
materno había sido asesinado por los franquistas en septiembre de 1936. Su
delito fue militar en la UGT y su desgracia, vivir en una localidad de Soria
que cayó rápidamente en manos de los militares sublevados. Allí no hubo guerra,
como en prácticamente la mitad de España. No hubo ni una sola víctima de
derechas. Tan sólo un rápido golpe de Estado que convirtió a los demócratas
republicanos, de la noche a la mañana, en criminales que debían ser
exterminados. A mi abuelo Pío lo fue a buscar un grupo de civiles y de guardias
civiles que iniciaron su cacería justo después de salir de misa. Lo sacaron de
su casa, delante de su esposa y de sus cuatro hijos, de entre uno y siete años
de edad, y lo subieron a un camión. Pasó 24 horas en la cárcel del pueblo.
Cuando mi abuela fue a llevarle comida y algo de ropa, los vigilantes le
dijeron que ya no necesitaba nada de aquello. Le entregaron su reloj, todo un
detalle, y la mandaron a su casa. Ni siquiera se molestaron en realizar un
juicio farsa, de esos que se multiplicaron en los años siguientes. No existe un
papel, un registro, una mínima huella documental de su secuestro y asesinato.
Si el conductor del camión que le llevó hasta el lugar de su fusilamiento no
mintió, años después en la confesión que le realizó a uno de mis tíos, hoy el
cuerpo de mi abuelo sigue enterrado en una zona de pinos y robles situada entre
las localidades de Lubia y Almazán.[16]
La
vida de mi madre estuvo siempre marcada por ese crimen. Ella y sus tres hermanos
tuvieron que crecer en la modesta vivienda que su padre dejó a medio acabar.
Perdieron el pequeño terreno colindante que pasó a manos de uno de los fieles
defensores de aquella «Nueva España». Cada anochecer, atrancaban la puerta
porque los soldados italianos y españoles merodeaban por la zona con la
esperanza de poder violar a una «roja». Por el día, mientras se dirigían a
clase, tenían que ignorar los insultos y las amenazas de muerte que les
lanzaban los vecinos más «patriotas». […]
Sobrevivió a la dictadura acostumbrándose a callar en público, a no levantar la
voz, a no contestar… y más adelante siguió actuando igual ante unos hijos que
podían acabar repitiendo parte de lo escuchado en el lugar más inoportuno y
peligroso.”[17]
El último prisionero de guerra
“Sólo
habremos muerto si vosotros nos olvidáis.”
Inscripción en
el monolito de los Pozos de Caudé en memoria de los demócratas fusilados
durante la guerra y la dictadura.[18]
“El
último prisionero de guerra, capturado en 1939, salió de la cárcel en 1962. Su
nombre era Fernando Macarro, aunque en ese momento ya era más conocido por el pseudónimo
con el que firmaba sus emotivas poesías: Marcos Ana. A pesar de haber pasado
por los campos de concentración de Los Almendros y de Albatera… A pesar de
haber permanecido veintitrés años en los presidios franquistas… siempre se
sintió un privilegiado porque, él mejor que nadie, era consciente de que miles
de sus compañeros y compañeras republicanos sólo pudieron abandonar la cárcel o
el campo dentro de una caja, en un camión repleto de muertos o escoltados por
la comitiva que les conducía al paredón o hacia un simple descampado en el que
se había excavado una profunda zanja. Mientras se encontraba al borde de la
muerte y la desmoralización en una sucia celda del penal de Ocaña, el poeta se
hizo un juramento: si lograba salir alguna vez de allí, su casa siempre tendría
las puertas abiertas. No sólo cumplió esa promesa sino que la plasmó en unos
bellos versos que recitaba a cualquier persona que se acercara hasta su piso de
la madrileña calle Narváez. Su voz se convirtió en la de todos los prisioneros,
en la de todas las presas, en la de todas las víctimas de la dictadura
franquista. Su canto no rezumaba rencor ni exigía venganza. Sus poesías sólo
trasmitían optimismo, esperanza y amor a la verdad, a la justicia y sobre todo,
a la libertad.
Mi casa y mi
corazón (sueño de libertad)
Si salgo un día a la vida
mi casa no tendrá llaves:
siempre abierta, como el mar,
el sol y el aire.
Que entren la noche y el día,
y la lluvia azul, la tarde,
el rojo pan de la aurora;
la luna, mi dulce amante.
Que la amistad no detenga
sus pasos en mis umbrales,
ni la golondrina el vuelo,
ni el amor sus labios. Nadie.
Mi casa y mi corazón
nunca cerrados: que pasen
los pájaros, los amigos,
Epílogo
No podemos huir
de la historia.
Este es el sustrato que se oculta debajo de ese intenso deseo de pasar página y
de olvidar el pasado del que ha hecho gala la España del Régimen del 78. Estas historias manchan el discurso triunfalista de
unos vencedores que, 40 años después, se convirtieron en “demócratas” y, tras
decretar una Ley de Amnistía para
todos los crímenes cometidos durante la Guerra Civil y la Dictadura (una Ley de Punto Final), pactaron con las
fuerzas de la izquierda una nueva constitución “democrática” que se olvidó de
las víctimas de la represión y de los patriotas que habían muerto defendiendo a
su país y a esa democracia que, supuestamente, redescubrimos en 1978. Democracia a cambio de olvido. Ese era
el chantaje que se escondía detrás del Referéndum
Constitucional del 6 de diciembre de 1978.
[1] Carlos Hernández de Miguel: Los campos de concentración de Franco.
Penguin Ramdom House Grupo Editorial. Barcelona. 2019.
[2] Ibíd.
[3] Ibíd.
[4] Ibíd.
[5] Ibíd.
[6] Guari i Serres, Joan: Memóries d´en Joan 1938-1943. Autoedición.
Cortesía de su nieto Raimond Serres.
[7] Iniesta López, Andrés: El niño de la
prisión. Siddarth Mehta Ediciones. 2008.
[8] Hernández de Miguel, Carlos: Ibíd.
[9] El Pueblo Gallego y otros diarios del
Movimiento. 2 de julio de 1939.
[10] Fernández López, José Ángel: Historia del campo de concentración de
Miranda de Ebro. 1937-1947. Autoedición. 2003.
[11] Hernández de Miguel, Carlos: Ibíd.
[12] Juan Avilés Farré: “Un Alba en Londres:
La misión diplomática del XVII duque (1937-1945)”. Historia Contemporánea,
nº 15. Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea. Servicio de
Publicaciones. 1996.
[13] https://conversacionsobrehistoria.info/2020/09/12/franco-es-una-amenaza-grave-para-europa-la-cuestion-espanola-en-la-conferencia-de-potsdam-19-de-julio-de-1945/
[14] Carlos
Hernández de Miguel: Ibíd.
[15] Ibíd.
[16] La zona donde
supuestamente se encuentra la fosa es conocida como Las Matas de Lubia.
[17] Ibíd.
[18] Ibíd.
[19] Marcos Ana: Decidme cómo es un árbol. Memoria de la prisión y de la vida.
Umbriel. 2007.
[20] Hernández de Miguel, Carlos: Ibíd.
me ha emocionado leer el texto, si mi padre viviera, tambien se habria emocionado,nunca quiso hablar de esa parte de su vida, pero yo sé , por su hermano, esa época del final de la guerra, él era de la quinta del biberón, que pasó años fuera de su tierra, primero la retirada de Catalunya, despues el paso de la frontera, y por último, el exilio, para poder comer cada dia, se alistó voluntario a la linea Maginot,despues de la guerra mundial, en la que pasó varios años en campos de internamiento, regresó a su España, y como bien dices le tocó la mili de franco, gracias por colgar este escrito, a mi me a despejado las pocas dudas que me quedaban, SyR
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