“Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me
queda la palabra.
Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me
queda la palabra.
Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me
queda la palabra.”
Blas
de Otero:
“En el principio”. Pido la paz y la
palabra (1955).
Algunas
voces que clamaban en medio del páramo intelectual impuesto por la represión
franquista irían abriendo una senda que se fue ensanchando con los años hasta
convertirse en una avalancha humana que terminaría cambiando para siempre la
historia de nuestro país.
Hoy,
buena parte de ellos han sido olvidados como consecuencia de la amnesia
colectiva que nos invade, y ha dejado de ser políticamente correcto citarlos,
tal y como pasó en los duros años de la represión franquista, pero su
testimonio ayudó a hacer posible la España en la que ahora vivimos. Es justo y
es necesario recordarlos para que nunca olvidemos de dónde venimos.
Poetas antifranquistas: Blas de Otero, Gabriel Celaya, Rafael Alberti y Miguel Hernández.
La dura postguerra
Cuando tanto se sufre sin sueño y por la sangre
se escucha que transita solamente la rabia,
que en los tuétanos tiembla despabilado el odio
y en las médulas arde continua la venganza,
las palabras entonces no sirven: son palabras.
Balas. Balas.
Manifiestos, artículos, comentarios, discursos,
humaredas perdidas, neblinas estampadas.
¡qué dolor de papeles que ha de barrer el viento,
qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua!
Balas. Balas.
Ahora sufro lo pobre, lo mezquino, lo triste,
lo desgraciado y muerto que tiene una garganta
cuando desde el abismo de su idioma quisiera
gritar lo que no puede por imposible, y calla.
Balas. Balas.
Siento esta noche heridas de muerte las palabras.
Rafael Alberti (Nocturno)
Describir
la rabia, la desesperación, la desesperanza que vivieron los vencidos no es
tarea fácil. Pero algunos de nuestros grandes poetas que la sufrieron supieron
plasmarla de manera magistral. La poesía de los años 40 y 50 refleja la dureza
del momento que estaban viviendo o que acababan de vivir…
Me llamarán, nos llamarán a todos.
Tú, y tú, y yo, nos turnaremos,
en tornos de cristal, ante la muerte.
Y te expondrán, nos expondremos todos
a ser trizados ¡zas! por una bala.
Bien lo sabéis. Vendrán
por ti, por mí, por todos.
Y también
por ti.
(Aquí no se salva ni dios, lo asesinaron.)
Escrito está. Tu nombre está ya listo,
temblando en un papel. Aquél que dice:
Abel, Abel, Abel...o yo, tú, él....
Blas de Otero (Me llamarán, nos llamarán a todos)
Ellos, los vencedores
caínes sempiternos,
de todo me arrancaron.
Me dejan el destierro.
Una mano divina
tu tierra alzó en mi cuerpo
y allí la voz dispuso
que hablase tu silencio.
Contigo solo estaba,
en ti sola creyendo;
pensar tu nombre ahora
envenena mis sueños.
Amargos son los días
de la vida, viviendo
sólo una larga espera
a fuerza de recuerdos.
Un día, tú ya libre
de la mentira de ellos,
me buscarás. Entonces
¿Qué ha de decir un muerto?
Luis Cernuda (Un
español habla de su tierra)
En
primer plano estuvo primero la represión, luego la necesidad de la
supervivencia, el compromiso ético con los tuyos…
Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
…
Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.
Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto,
que es un asunto desgraciado.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.
Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.
Pero yo cuando te hablo a ti,
cuando te escribo estas palabras,
pienso también en otros hombres.
Tu destino está en los demás,
tu futuro es tu propia vida,
tu dignidad es la de todos.
Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.
La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares,
tendrás amor, tendrás amigos.
Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.
Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.
Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
José Agustín Goytisolo (Palabras para Julia)
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre
escarchaba de azúcar,
cebolla y hambre.
Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.
Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma, al oírte,
bata el espacio.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol,
porvenir de mis huesos
y de mi amor.
…
Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
…
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
Miguel Hernández (Nanas de la cebolla)
Después
se abrió paso la sensación de soledad…
¿Qué cantan los poetas andaluces de ahora?
¿Qué miran los poetas andaluces de ahora?
¿Qué sienten los poetas andaluces de ahora?
Cantan con voz de hombre, ¿pero dónde los hombres?
Con ojos de hombre miran, ¿pero dónde los hombres?
Con pecho de hombre sienten, ¿pero dónde los
hombres?
Cantan, y cuando cantan parece que están solos.
Miran, y cuando miran parece que están solos.
Sienten, y cuando sienten parece que están solos.
¿Es que ya Andalucía se ha quedado sin nadie?
¿Es que acaso en los montes andaluces no hay nadie?
¿Que en los mares y campos andaluces no hay nadie?
¿No habrá ya quien responda a la voz del poeta?
¿Quién mire al corazón sin muros del poeta?
¿Tantas cosas han muerto que no hay más que el
poeta?
Cantad alto. Oiréis que oyen otros oídos.
Mirad alto. Veréis que miran otros ojos.
Latid alto. Sabréis que palpita otra sangre.
No es más hondo el poeta en su oscuro subsuelo
encerrado. Su canto asciende a más profundo
cuando, abierto en el aire, ya es de todos los
hombres.
Rafael Alberti (Balada para los poetas Andaluces de hoy)
Y
poco a poco iría surgiendo la esperanza en el futuro…
Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.
…
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un
adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta
mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.
Gabriel Celaya (La poesía es un arma cargada de futuro)
Y
la necesidad de construir un nuevo país…
Nosotros somos quien somos.
¡Basta de Historia y de cuentos!
¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a
sus muertos.
Ni vivimos del pasado,
ni damos cuerda al recuerdo.
Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus
comienzos.
Somos el ser que se crece.
Somos un río derecho.
Somos el golpe temible de un corazón no resuelto.
Somos bárbaros, sencillos.
Somos a muerte lo ibero
que aún nunca logró mostrarse puro, entero y
verdadero.
De cuanto fue nos nutrimos,
transformándonos crecemos
y así somos quienes somos golpe a golpe y muerto a
muerto.
¡A la calle! que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.
No reniego de mi origen
pero digo que seremos
mucho más que lo sabido, los factores de un
comienzo.
Españoles con futuro
y españoles que, por serlo,
aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno.
Recuerdo nuestros errores
con mala saña y buen viento.
Ira y luz, padre de España, vuelvo a arrancarte del
sueño.
Vuelvo a decirte quién eres.
Vuelvo a pensarte, suspenso.
Vuelvo a luchar como importa y a empezar por lo que
empiezo.
No quiero justificarte
como haría un leguleyo,
Quisiera ser un poeta y escribir tu primer verso.
España mía, combate
que atormentas mis adentros,
para salvarme y salvarte, con amor te deletreo.
Gabriel Celaya (España en marcha)
España, camisa blanca de mi esperanza,
reseca historia que nos abraza
con acercarse solo a mirarla,
paloma buscando cielos más estrellados
donde entendernos sin destrozarnos
donde sentarnos y conversar.
España, camisa blanca de mi esperanza
la negra pena nos atenaza,
la pena deja plomo en las alas,
quisiera poner el hombro y pongo palabras
que casi siempre acaban en nada
cuando se enfrentan al ancho mar.
España, camisa blanca de mi esperanza
a veces madre y siempre madrastra,
navaja, barro, clavel, espada;
la muerte siempre presente nos acompaña
en nuestras cosas más cotidianas
y al fin nos hace a todos igual.
España, camisa blanca de mi esperanza
de fuera o dentro, dulce o amarga
de olor a incienso de cal y caña
quién puso el desasosiego en nuestras entrañas
nos hizo libres, pero sin alas
nos dejó el hambre y se llevó el pan.
España, camisa blanca de mi esperanza
aquí me tienes, nadie me manda
quererte tanto me cuesta nada
nos haces siempre a tu imagen y semejanza
lo bueno y malo que hay en tu estampa
de peregrina a ningún lugar.
Blas de Otero (España, camisa blanca de mi esperanza)
Los cantautores
Y
llegaron los años sesenta, y con ellos los cantautores,
los que hacían poesía cantada que se abría paso a través del aire, de las ondas
y que acabaron llenando estadios y arrastrando multitudes. Serán ellos los que
hagan llegar hasta las masas algunos de los poemas que acabamos de leer y
escriban otros nuevos que marcarían a toda una generación.
La
labor de difusión de nuestros grandes poetas que los cantautores hicieron fue
inmensa. Hay discos míticos que cambiaron la historia. Los que Joan Manuel Serrat dedicó a Antonio Machado (1969) y a Miguel Hernández (1972) marcaron un hito
en la cultura española, llevando hasta las jóvenes generaciones a unos poetas
universales que el franquismo llevaba décadas sepultando. Pero no sólo fue
Serrat, fueron Aguaviva, Jarcha, Rosa León, Amancio Prada,
Los Lobos… que versionaron multitud
de poemas que llegaron hasta muchos millones de personas que jamás los hubieran
leído. Fue una gigantesca obra, absolutamente necesaria, de recuperación de las
señas de identidad de un pueblo que estaba eclosionando en ese preciso momento.
Quiero
llamar la atención sobre un disco menos conocido, pero que tuvo un valor
inmenso como testimonio de lo que estaba pasando. Un disco que estuvo prohibido
hasta 1976 pero que circuló por todo el país, clandestinamente, desde 1970 y
que a algunos nos hizo descubrir a los jóvenes poetas que habían ido surgiendo
en España lo largo del franquismo y comprender que nuestro país era mucho más
grande y profundo de lo que los medios del Sistema nos mostraban. Fue la
grabación del recital que Paco Ibáñez
hizo en el teatro Olimpia de París (en
el exilio) el 2 de diciembre de 1969. Una veintena de canciones que sólo
llegaron hasta una parte de la militancia de las fuerzas clandestinas, hasta el
sector más comprometido, pero que a través suya terminarían alcanzando un eco
formidable.
Pero
los cantautores no sólo versionaron a los poetas que les habían precedido en el
tiempo. Ellos mismos hicieron un inmenso trabajo creativo que galvanizó a su
propia generación. Cualquier selección que podamos hacer será, obviamente, muy
subjetiva ante la infinita cantidad de poemas cantados que marcaron aquél
tiempo: Los que citamos más arriba, a los que habría que añadir otros muchos
como Luis Eduardo Aute, Lluís Llach, José
Antonio Labordeta, Patxi Andión, Adolfo Celdrán, Maria del Mar Bonet, Raimon, María
Ostiz…
Con el alma en una nube
y el cuerpo como un lamento,
viene el problema del pueblo,
viene el maestro
el cura cree que es ateo
y el alcalde comunista
y el cabo jefe de puesto
piensa que es un anarquista
le deben 36 meses
del cacareado aumento
y él piensa que no es tan malo
enseñar toreando un sueldo
en el casino del pueblo
nunca le dieron asiento,
por no andar politiqueando
ni ser portavoz de cuentos
las buenas gente del pueblo
han escrito al “menisterio”
y dicen que no está claro
como piensa este maestro
dicen que lee con los niños
lo que escribió un tal Machado,
que anduvo por estos pagos
antes de ser exilado
les habla de lo innombrable
y de otras cosa peores,
les lee libros de versos
y no les pone orejones
al explicar cualquier guerra
siempre se muestra remiso
por explicar claramente
quien venció y fue vencido
nunca fue amigo de fiestas,
ni asiste a las reuniones
de las damas postulantes
esposas de los patrones
por estas y otras razones
al fin triunfó el buen criterio
y al terminar el invierno
le relevaron del puesto
y ahora las buenas gentes
tienen tranquilo el sueño
porque han librado a sus hijos
del peligro de un maestro
con el alma en una nube
y el cuerpo como un lamento
se marcha,se marcha el padre del pueblo
se marcha el maestro.
Patxi Andión (El
Maestro)
Habrá un día
en que todos
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.
Hermano, aquí mi mano,
será tuya mi frente,
y tu gesto de siempre
caerá sin levantar
huracanes de miedo
ante la libertad.
Haremos el camino
en un mismo trazado,
uniendo nuestros hombros
para así levantar
a aquellos que cayeron
gritando libertad.
Habrá un día
en que todos
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.
Sonarán las campanas
desde los campanarios,
y los campos desiertos
volverán a granar
unas espigas altas
dispuestas para el pan.
Para un pan que en los siglos
nunca fue repartido
entre todos aquellos
que hicieron lo posible
por empujar la historia
hacia la libertad.
Habrá un día
en que todos
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.
También será posible
que esa hermosa mañana
ni tú, ni yo, ni el otro
la lleguemos a ver;
pero habrá que forzarla
para que pueda ser.
Que sea como un viento
que arranque los matojos
surgiendo la verdad,
y limpie los caminos
de siglos de destrozos
contra la libertad.
Habrá un día
en que todos
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad
José Antonio Labordeta (Canto a la libertad)
L'avi Siset em parlava
de bon matí al portal,
mentres el sol esperàvem
i els carros vèiem passar.
Siset, que no veus l'estaca
a on estem tots lligats?
si no podem desfer-nos-en
mai no podrem caminar!
Si estirem tots ella caurà
i molt de temps no pot durar,
segur que tomba, tomba, tomba,
ben corcada deu ser ja.
Si tu l'estires fort per aquí
i jo l'estiro fort per allà,
segur que tomba, tomba, tomba
i ens podrem alliberar.
Però Siset, fa molt temps ja
les mans se'm van escorxant
i quan la força se me'n va
ella es més ample i més gran.
Ben cert sé que està podrida
pero és que, Siset, pesa tant
que a cops la força m'oblida,
torna'm a dir el teu cant
Si estirem tots ella caurà
i molt de temps no pot durar,
segur que tomba, tomba, tomba,
ben corcada deu ser ja.
Si tu l'estires fort per aquí
i jo l'estiro fort per allà,
segur que tomba, tomba, tomba
i ens podrem alliberar.
L'avi Siset ja no diu res,
mal vent que se'l va emportar,
ell qui sap cap a quin indret
i jo a sota el portal.
I, passen els nous vailets,
estiro el coll per cantar
el darrer cant d'en Siset,
el darrer que em va ensenyar.
Si estirem tots ella caurà
i molt de temps no pot durar,
segur que tomba, tomba, tomba,
ben corcada deu ser ja.
Si tu l'estires fort per aquí
i jo l'estiro fort per allà,
segur que tomba, tomba, tomba
i ens podrem alliberar.
Traducción:
El abuelo Siset me hablaba
por la mañana en el portal,
mientras el sol esperábamos
y los carros veíamos pasar.
Siset,¿que no ves la estaca
dónde estamos todos atados?
¡Si no podemos deshacernos de ella
nunca podremos caminar!
Si todos tiramos ella caerá
y mucho tiempo no puede durar,
seguro que cae, cae, cae,
bien carcomida debe estar ya.
Si yo la estiro fuerte por aquí
y tú la estiras fuerte por allá,
seguro que cae, cae, cae
y nos podremos liberar.
Pero Siset, hace mucho tiempo ya
las manos se me van despellejando
y cuando la fuerza se me va
ella es más fuerte y más grande.
Cierto es que está podrida
pero es que, Siset, pesa tanto
que a veces la fuerza me olvida,
vuelve a decir tu canto:
Si todos tiramos ella caerá
y mucho tiempo no puede durar,
seguro que cae, cae, cae,
bien carcomida debe estar ya.
Si yo la estiro fuerte por aquí
y tú la estiras fuerte por allá,
seguro que cae, cae, cae
y nos podremos liberar.
El abuelo Siset ya no dice nada,
mal viento que se lo llevó,
quién sabe hacia qué lugar
y yo debajo del portal.
Y, mientras pasan los nuevos muchachos,
estiro el cuello para cantar
el último canto de Siset,
el último que me enseñó.
Si todos tiramos ella caerá
y mucho tiempo no puede durar,
seguro que cae, cae, cae,
bien carcomida debe estar ya.
Si yo la estiro fuerte por aquí
y tú la estiras fuerte por allá,
seguro que cae, cae, cae
y nos podremos liberar.
Lluís Llach (L'estaca)
Al vent
La cara al vent
El cor al vent
Les mans al vent
Els ulls al vent
Al vent del món
I tots
Tots plens de nit
Buscant la llum
Buscant la pau
Buscant a déu
Al vent del món
La vida ens dóna penes
Ja el nàixer és un gran plor
La vida pot ser eixe plor
Però nosaltres
Al vent
La cara al vent
El cor al vent
Les mans al vent
Els ulls al vent
Al vent del món
I tots
Tots plens de nit
Buscant la llum
Buscant la pau
Buscant a déu
Al vent del món
Traducción:
Al viento
La cara al viento
El corazón en el viento
Las manos en el viento
Los ojos al viento
En el viento del mundo
Y todos
Todos llenos de noche
Buscando la luz
Buscando la paz
Buscando a Dios
En el viento del mundo
La vida nos da penas
Ya el nacer es un gran llanto
La vida puede ser ese llanto
Pero nosotros
Al viento
La cara al viento
El corazón en el viento
Las manos en el viento
Los ojos al viento
En el viento del mundo
Y todos
Todos llenos de noche
Buscando la luz
Buscando la paz
Buscando a Dios
En el viento del mundo
Raimon (Al
vent)
Somos
como esos viejos árboles
batidos por el viento
que azota desde el mar.
Hemos
perdido compañeros,
paisajes y esperanzas
en nuestro caminar.
Vamos,
sintiendo en las palabras
las huellas de los labios
para poder besar.
Tiempos
futuros y anhelados
de manos contra manos
izando la igualdad.
Somos
como la humilde adoba
que cubre contra el viento
la sombra del hogar.
Hemos
perdido en nuestra historia
canciones y caminos
en duro batallar.
Vamos
a echar nuevas raíces
por campos y veredas
para poder andar.
Tiempos
que traigan en su entraña
esa gran utopía
que es la fraternidad.
Somos
igual que nuestra tierra
suaves como la arcilla
duros del roquedal.
Hemos
atravesado el tiempo
dejando en los secanos
nuestra lucha total.
Vamos
a hacer con el futuro
un canto a la esperanza
y poder encontrar.
Viejos
cubiertos con las manos
los rostros y los labios
que sueñan libertad.
Somos
como esos viejos arboles.
José Antonio Labordeta (Somos)
Despierta Niño. Arriba, que llega el alba.
Despierta Niño. Arriba, que espera España.
Que espera España, sí, te está esperando
y el tiempo es tu aliado, y se está acabando.
Levántate y comienza la soldadura
entre la España quieta y la del hierro,
entre la de los llanos, la de la altura,
entre la del taller y la del rezo.
Levanta, que te espera la del arado,
la del pasado viejo, la del ungüento.
Una te hará sudor grave y callado
y otra te hará palabra que lleva el viento.
Hay una España cierta y otra callada.
Una que espera y calla y otra que clama.
Una que es vanidad y otra obcecada.
Una que te esclaviza y otra es esclava.
Levanta, Niño, el sueño como una maza.
Como una maza, sí, tus cinco dedos.
Cincuenta mente esparce tus anhelos.
No mires donde marcas ni lo que alcanzas.
Levanta tu estatura abiertamente.
Reclama espada y yunque, montaña y nieve.
Reclama sitio y viento si es conveniente.
No remedes, no cedas, no tiembles.
Levanta, carga, suena, ausculta y salva,
escribe, canta, cuenta, potencia y anda.
Que hay una España gris que se nos muere
y otra que resucita como de nieve.
Despierta Niño. Arriba con la esperanza,
que la España del chiste hay que enterrarla.
Que está cantando el gallo la madrugada
y hay una España nueva que te reclama.
Patxi Andión (Despierta
niño)
¿Quién se acordaba de ti
en la batalla del Ebro?
¿Quién serías tú, Carmela,
cantada en la voz del pueblo?
¿Qué miliciano te amó
y fue dueño de tu cuerpo?
¿Quién se acordaba de ti
en la batalla del Ebro?
Ay Carmela, ay Carmela…
¿Dónde has estado, Carmela
oculta todo este tiempo?
¿Por qué se calló tu nombre
y se encerró tu recuerdo?
¿Qué ha sido de ti, Carmela
en medio de este silencio?
¿Dónde has estado, Carmela
oculta todo este tiempo?
¿Estás viva todavía
o te has muerto en el destierro?
¿Pudiste escapar entonces
o te quedaste aquí dentro?
Preguntas y más preguntas
que se va llevando el viento;
el mismo viento que entonces
desordenaba tu pelo.
Ay Carmela, ay Carmela…
Ay Carmela, la de España
Ay Carmela, la del Ebro.
Tu delito fue soñar
y despertar de aquel sueño.
Pero tu nombre ha quedado
en la canción de tu pueblo.
Ay Carmela, la de España
Ay Carmela, la del Ebro.
Ay Carmela, ay Carmela…
Jesús Munárriz (Ay Carmela). Cantada por Rosa
León.
Esto
no es más que una pequeña muestra de la explosión de artistas comprometidos que
marcaron aquél momento histórico. Sólo hemos hecho referencia a poemas y
canciones que vieron la luz antes de la muerte del dictador (1975). La
explosión de creatividad artística, lógicamente, no se detuvo ahí, y siguió dándonos
grandes obras después de esa fecha, pero ya pertenecen a otro momento histórico
que abordaremos más adelante.
La
última de las grandes canciones de esa época -la que marca el límite- es Al Alba de Luis Eduardo Aute, compuesta como respuesta a los fusilamientos del
26 de septiembre de 1975, dos meses antes de la muerte de Franco, que no podía
hacer, por obvias razones de censura, mención explícita a los mismos, pero que
deja claro el estado de ánimo general de ese preciso momento:
Si te dijera, amor mío
que temo a la madrugada
no sé qué estrellas son éstas
que hieren como amenazas
ni sé qué sangra la luna
al filo de su guadaña
Estribillo:
Presiento que tras la noche
vendrá la noche más larga
quiero que no me abandones
amor mío, al alba
al alba, al alba
al alba, al alba
Los hijos que no tuvimos
se esconden en las cloacas
comen las últimas flores
parece que adivinaran
que el día que se avecina
viene con hambre atrasada
Estribillo
Miles de buitres callados
van extendiendo sus alas
no te destroza, amor mío
esta silenciosa danza
maldito baile de muertos
pólvora de la mañana
Estribillo
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