lunes, 11 de julio de 2011

Los rehenes no hacen política

Dicen que la izquierda tiene que apoyar al centro-izquierda para impedir que gobierne la derecha. Entonces ¿Cuál es su política? ¿Apuntalar a los otros para que nunca se cumpla la amenaza del temido gobierno derechista? ¿Y si el retroceso del “centro-izquierda” viene de una percepción entre sus votantes de que no hay diferencia entre ellos y sus adversarios? Respaldarlos sería contraproducente para la izquierda, pues transmitiría el mensaje evidente de que todos están en el mismo barco y de que no hay alternativa posible al Sistema.
Hay una cosa que se llama principios y que está más allá del mero posibilismo y de la aritmética parlamentaria. A veces es necesario perder para que todos sean conscientes de qué es lo que de verdad está en juego. Si no hay percepción del peligro es que a lo mejor no hay peligro o, tal vez, de que lo que ya tenemos es peor todavía. Quizá el electorado esté ya cansado de escuchar la amenaza de que viene el lobo para tener que comulgar, como contrapartida, con ruedas de molino y considere, como dice el refrán que “es mejor una colorá que ciento amarillas”, quizá sea mejor enfrentarse al lobo de una puñetera vez que no a su fantasma, cada mañana.
En cualquier caso, cuando un grupo de personas deciden formar un partido político es porque tienen algo diferente que aportar y porque piensan, además, que ese algo es importante, pues en caso contrario se afiliarían a alguno de los ya existentes. Los partidos se crean para hacer política. Y los rehenes no hacen política.

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